El rapto de Psique
Fueron felices y comieron…¿ambrosía?
A Bouguereau debía gustarle mucho la historia de Eros y Psique, pues realizó varias obras representándolos, tanto juntos como separados.
Esta es una de ellas, conocida como El rapto de Psique, título que resulta poco acertado respecto a lo que pinta el artista, lo único algo más acorde es la postura de Eros o Cupido envolviendo a Psique entre sus brazos, pero no aparenta ser un abrazo amoroso, parece que ella sea de su propiedad, que le pertenezca.
Eros lleva a su amada a su mundo, al Olimpo, la gran morada de los dioses, para hacerla su esposa. Psique, que por mucho que fuera hija de un rey, tan sólo era mortal, sufre una metamorfosis, de ahí la aparición de sus alas de mariposa, es el símbolo de su nueva condición: la inmortalidad. Su rostro expresa felicidad y absoluta entrega hacia el dios del Amor y una nueva vida eternamente a su lado.
La disposición de Psique a realizar una tareas prácticamente imposibles que le ordenó Afrodita ex profeso (algo así como los trabajos de Hércules) dieron resultado después de todo. La última tarea, que consistía en bajar al reino del Hades y capturar algo de belleza de la diosa Perséfone en una cajita y entregárselo a Afrodita no salió del todo bien. Como a Pandora, a Psique la dominó una peligrosa curiosidad y abrió la cajita, que la sumió en un profundo sueño. Fue Eros su salvador, despertándola con un beso de amor verdadero.
¿Os suena este desenlace? Sí, probablemente la princesa Aurora (más conocida como La Bella Durmiente) y Blancanieves fueran inspiradas en esta historia mitológica.
Si queréis conocer el relato completo de estos amantes, podéis consultarlo con una de las esculturas más famosas del Museo del Louvre: Eros y Psique de Canova.