El conde de Montesquiou
El primer artista "chic" retrata al prototipo de dandi parisino del XIX.
El conde Robert de Montesquiou era, según Proust, un “profesor de belleza”, un “decadente exquisito”, príncipe de la elegancia parisina de finales del siglo XIX, que se paseaba por palacios y burdeles con su porte aristocrático.
Naturalmente fue Boldini el encargado de realizar el retrato del conde, y se sintió muy afortunado. No podía admirar más a este extravagante personaje, encarnación del dandi baudelairiano que tanto buscó en cientos de retratos de la jet set parisina.
Montesquiou, muy aficionado al arte, ya había escrito que el arte del retrato no se fundamenta en la verdad fotográfica, sino en la mezcla en el lienzo de las identidades del pintor y del modelo. Y eso hace precisamente Boldini: revelar las características más profundas del modelo, expresando su propio estilo, que como vemos es increíblemente audaz, fresco y espontáneo.
La elegancia aristocrática (ese bastón puede parecer un cetro), el refinamiento extremo (guantes, bigote, traje…), pero puestos en el lienzo con una leve ironía, casi rozando la caricatura. Ese era el estilo del pintor, siempre al servicio del placer de los sentidos, y procurando trasmitir al espectador la diversión y la absurdez de esos ambientes que retrataba.
Si. Boldini fue el primer artista “chic”.