Antonio Muñoz Degraín
España, 1840–1924
Su apellido es francés. Es Antonio Muñoz Degrain, hijo de relojero, que se puso a estudiar arquitectura, pero muy pronto cambió por su verdadera vocación: las Bellas Artes.
Degrain estudió en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia y destacó en pinturas de historia. Pero son sus impecables paisajes los que le dan la fama. Este género se estaba poniendo muy de moda y Degrain revoluciona un poco los códigos.
Como joven romántico, un día decidió marcharse a Italia sin dinero y a pie. De vuelta en España, no tuvo que mendigar trabajo. Su talento era del gusto de la burguesía, ávida de pequeño cuadros de paisajes, aunque Degrain también le pegaba a cuadros de historia y de género.
Ya consolidado, Muñoz Degrain contaba con mucho prestigio en los años 80. Pudo ejercer de profesor en la Academia y ahí le llegaría a dar clase a un joven Pablo Picasso. No le faltaron en su vida encargos, honores y éxitos.
Su arte se caracteriza por su aparente libertad en el pincel, por la sensación de inmediatez de su pintura, pese a ser un académico de tomo y lomo. También es muy identificable su paleta nada tradicional. A Degrain le gustan los contrastes y la estridencia cromática. Esa audacia lo aleja de sus contemporáneos y lo acercan al siglo XX.