Joseph Cornell
Estados Unidos, 1903–1972
Joseph Cornell, artista. No sabemos bien si pintor o escultor… probablemente ambas. Sus assemblages son famosos en el mundo entero por su exquisitez, elegancia y lirismo. Sus maravillosas cajas son una oportunidad para ver en primera fila un sueño, un recuerdo, un universo inventado, pero que nos suena de algo.
Cornell era neoyorquino de clase bastante alta. Su padre era comerciante de telas, su madre profesora de niños muy pequeños. Quizás esa mezcla explique su obra.
Su primera influencia fueron los collages de Max Ernst, que el artista comenzó a imitar con su propio estilo autodidacta y añadiendo su faceta de coleccionista excéntrico. Una especie de síndrome de Diógenes por lo que nunca le faltaron ideas ni material para nuevas y sorprendentes obras de arte.
Cornell empezó a meter objetos en cajas y las cubría con un cristal. Esas composiciones nos recuerdan a otros tiempos y son en sí mismas poesías creadas a partir de temas cotidianos. Objetos que encontraba en tiendas de segunda mano, o páginas de libros ignotos de antiguas librerías y que colocaba como buen surrealista como una yuxtaposición irracional que provocaba todo tipo de evocaciones. Los artistas Pop lo idolatraban por ello.
También es destacable su faceta de creador audiovisual.