Piero Fornasetti
Italia, 1913–1988
Piero Fornasetti… Tal vez el nombre de este artista no os diga nada, pero seguro que más de una vez habéis visto algunos de sus icónicos rostros femeninos, ya sea en muebles, ropa… incluso tatuajes.
Fornasetti nació en Milán, concretamente en la mansión de sus padres, que como podéis imaginar, tenían una situación económica más que buena. Era una mansión muy peculiar, excéntrica. Las paredes de un rojo llamativo, y su interior era un verdadero laberinto de escaleras, habitaciones y rincones ocultos.
Viviendo en un lugar tan sorprendente, no es de extrañar la vena artística de Fornasetti, que hoy en día continúa siendo uno de los artistas italianos más admirados del siglo XX.
No fue sólo un gran pintor, destacó también en el mundo del diseño como decorador interiorista. Comenzó a dibujar y pintar a los diez años. Su arte estaba inspirada por artistas surrealistas, y especialmente Giorgio de Chirico. Muchas de sus pinturas eran paisajes en los que captaba la belleza de la arquitectura tanto griega como romana, pero sin duda aquello que resaltó su carrera fue pintar el rostro de una mujer: Lina Cavalieri, cantante de ópera.
Lo más curioso fue que jamás se conocieron en persona, él la descubrió un día hojeando una revista en la que aparecía su fotografía y creó hasta más de 350 variaciones con su cara en diferentes situaciones y características.
Se convirtió en su musa sin que ella lo supiera.
Aunque pasó la mayor parte de su vida en Milán, se exilió en Suiza durante la Segunda Guerra Mundial, para después regresar a su ciudad natal.
Tuvo un hijo, Barnaba Fornasetti, que fue también diseñador.