Dorothea Tanning
Estados Unidos, 1910–2012
«¿Mujer artista? Es una contradicción tan evidente como hombre artista o elefante artista. Puedes ser mujer y ser artista. Lo primero no lo puedes evitar, lo segundo es lo que eres en realidad»
Poeta, escultora, pintora y cientos de cosas más. La Tanning no fue simplemente la esposa de Max Ernst. Ella exploró todos los rincones de la creación artística para expresar lo mucho que llevaba dentro.
Dorothea Tanning iba mucho por la biblioteca municipal de niña. Un libro en concreto la fascinaba: «Alicia en el País de las Maravillas». Ya se intuía a donde se dirigía su creatividad: hacia el surrealismo.
Tanning entró en contacto con el movimiento en 1936 con la exposición «Fantastic Art Dada Surrealism» del MoMA. Saber que no había límites para crear era toda una liberación. Inmediatamente se mudó a París (aunque la guerra no le permitió vivir mucho tiempo ahí).
Un día, el marido de Peggy Guggenheim, el artista Max Ernst visitó su estudio. Estaba buscando artistas femeninas para una exposición y lo que encontró fue al amor de su vida. Ernst dejó a la Guggenheim y se casó para siempre con Dorothea en una ceremonia doble con Man Ray y Juliette Browner.
Tanning pintaba con estilo surrealista, pero a veces también rozaba lo abstracto, o esculpía sus esculturas blandas, o creaba impactantes instalaciones. Con 94 años se metió a escritora.
Al fin, después de no parar de crear en sus 101 años de vida, decidió descansar un poco. Pero nos dejó una asombrosa producción artística.