Kazimir Malevich
Ucrania, 1879–1935
Kazimir Malevich buscó la simplicidad y la abstracción como máxima expresión del arte. Del arte por el arte. Expulsó toda realidad visible, y basó su obra exclusivamente en la fuerza del color y la geometría.
El artista ruso se enfangó en todos los estilos de sus contemporáneos y de ahí sacó un arte absolutamente experimental, íntegramente rusoy a la vez universal, y plasmó lo más sencillo para crear lo más complejo.
Nacido en 1879 en Kiev (Ucrania), viajó muy joven a Moscú para ser artista. Allí pasó por los estilos más modernos: del impresionismo al simbolismo, después al fauvismo, futurismo y cubismo, hasta dar con un arte propio.
Poco antes de la revolución, alcanza la abstracción total hasta el punto de pintar su mítico «Cuadrado negro sobre fondo blanco», todo un hito de las vanguardias artísticas. Nace así el suprematismo que tanto había buscado, un movimiento que perdica la supremacía de la nada y la representación del mundo a través de formas geométricas.
Tras la Revolución de 1917, Malévich abandona la pintura y se dedica a la docencia, infectando a sus alumnos con las directrices del suprematismo, que derivaría en el constructivismo. Un nuevo arte para una nueva sociedad.
Pero Stalin tenía otras ideas sobre el arte: el conservador realismo socialista, que rechaza toda abstracción y busca lo figurativo.