Blanco sobre blanco
Del creador de "Cuadrado negro sobre fondo blanco" nos llega este... ¡¡blanco sobre blanco!!
En Rusia había triunfado la revolución social y política (también artística) de 1917 y Kazimir Malévich siguió llevando hasta el límite sus modernísimos experimentos sobre arte.
Geometría en estado puro, abstracción al límite, rozando el ridículo sin tocarlo de todo: Esa era la arriesgada apuesta de un Malévich que llevó al extremo la síntesis de la forma y el color iniciada con el cubismo.
El artista fue el nacimiento de una nueva pintura: el arte ya no dependía más de la representación de objetos de la naturaleza. Ahora el arte era “un fin en sí”. Un arte puro, que podía prescindir incluso del contenido.
Nacen así pinturas tan innovadoras como “cuadrado negro sobre fondo blanco” o este “blanco sobre blanco”, que es un paso más aún en sus propuestas (a poco más se puede llegar en pintura).
Formas mínimas como composición, siendo el límite real de la obra las dimensiones del propio lienzo. Economía de colores (¡blanco sobre blanco! ¿Puede existir algo más economía cromática?)… Es una obra casi mística que habla sobre la nada, el infinito, el vacío, sin arribas ni abajos, sin espacios ni tiempos…
Después de esto, Malévich vio que ya no se podía llegar más lejos y abandonó la pintura para dedicarse a la enseñanza y adoctrinar a los jóvenes artistas de la revolución sobre que el arte, al ser arte en sí mismo, no tiene límites. Años después, estas ideas, aún hoy revolucionarias, serían desechadas por el gobierno soviético.