Martín Chambi
Perú, 1891–1973
Es cierto que hay momentos en que la vida se concentra en un solo instante. El caso de Martín Chambi es un perfecto botón de muestra. Cuando su padre decide dejar la agricultura para irse a trabajar a las minas de oro de Carabaya, en la selva a orillas del río Inambari, el pequeño Chambi lo acompaña. Ahí, de manos de los técnicos ingleses, conoce la cámara fotográfica y comienza su transitar por este oficio.
Luego, de adolescente marcha a Arequipa, en donde se emplea en uno de los estudios fotográficos más importantes de esa ciudad y aprende a trabajar como fotógrafo. Recordemos que en 1911 Machu Picchu es descubierta, por lo que la época en que Chambi comienza a registrar su realidad circundante es especialmente rica en la región del Cuzco y Arequipa: aumenta el flujo extranjero, se profundiza el interés arqueológico por la cultura precolombina y aumenta la presencia de capital foráneo debido a las muchas expediciones e inversiones en la región. Todo ello complota para que surja una incipiente escuela de fotógrafos con sello propio, retratistas de su sociedad, denominada la Escuela de Fotografía Cusqueña.
El máximo exponente será Martín Chambi, puesto que sus trabajos reflejan la cultura incaica y cuzqueña desprovista de prejuicios, sin el sesgo colonial que en muchos registros fotográficos europeos puede verse y con una absoluta complicidad entre autor y fotografiado. Esto último se debió en gran medida a su genuino manejo del quechua.
La relevancia continental de su obra es absolutamente fuera de serie y el sentido de sus fotografías es único, así como profundamente representativo de su tiempo y ciudad.