Hannah Höch
Alemania, 1889–1978
Hannah Höch fue una de las artistas dadaístas que trabajó la técnica del fotomontaje con intenciones plásticas. Fue además una importante activista de los derechos de la mujer, denunciando continuamente una sociedad machista y misógina. 100 años después, la lucha continúa.
La mayor de cinco hermanos, Höch inició sus estudios en el Berlín previo a la I Guerra Mundial, donde se gestaría un importante núcleo del movimiento Dadá. Al comienzo de la guerra, se unió como voluntaria a la Cruz roja.
Uno de los hechos que marcó su vida fue conocer al dadaísta Raoul Hausmann, con el que además de tener una aventura extramatrimonial pudo observar de primera mano el proceso de creación del creador del fotomontaje. En sus propias palabras, «los resultados fueron artísticamente productivos pero con una relación turbulenta».
También conoció en esos años a otro ilustre dadaísta: Kurt Schwitters que la bautizó «la dadásofa».
Una de sus temáticas más recurrentes (si es que el dadá tiene algún tema) era la presentación de la «mujer nueva», esa que puede vivir independiente, libre y de tú a tú con el hombre. Esa que proliferó en la caótica pero fascinante República de Weimar.
Hannah Höch denunció continuamente las tropelías de una sociedad machista y misógina y habló además abiertamente de la androginia y el amor lésbico, cosa que conocía de primera mano dada su nada oculta bisexualidad.
Höch participó activamente en el movimiento dadá, pero al morir el movimiento se integró en otros grupos de vanguardia extrema como De Stijl.
En 1937 sufriría la ira nazi por su «extremismo» y al hacer un evidente Arte Degenerado, así que no le quedó más remedio que exponer en el extranjero.