Desde un museo etnográfico
La feminista denuncia al mismo tiempo racismo y machismo con humor y contundencia.
La mentalidad colonialista del siglo XIX trajo a Europa todo tipo de artefactos del “mundo primitivo”. De pronto, proliferaron los museos etnográficos y no tardarían en inspirarse varios artistas en estos fascinantes objetos para crear el arte de vanguardia. A las Señoritas de Aviñón nos remitimos.
Hannah Höch, artista libre, bisexual, mujer independiente en esa caótica y fascinante República de Weimar realizó una serie de fotomontajes al estilo de su colega, amante y mentor Raoul Hausmann en los que potencia la sexualidad de la mujer primitiva.
La artista se debió sentir identificada con esa dualidad mujer objeto/colonizada y decidió ser la primera en denunciar -vía dadá- estos estereotipos aún hoy vigentes con una serie bautizada como “Desde un Museo Etnográfico”. En ella asocia figuras femeninas y objetos de arte primitivo.
Höch destruye aquí los estereotipos de identidad étnica y sexual, y los reconstruye de nuevo con el espíritu lúdico que caracteriza a la subversión dadaísta. Son collages de aire grotesco que combinan elementos originales de culturas primitivas con recortes de publicaciones europeas.
Hannah Höch fue de las primeras artistas feministas que destacó en el masculino siglo XX, denunciando también el racismo paternalista de muchos artistas europeos que visitaban los museos etnográficos como excusa para ver tetas y culos.
Quería mostrar la forma poco escrupulosa y simplista en que se usaba la escultura negra en Europa en aquel momento.