Kurt Schwitters
Alemania, 1887–1948
Kurt Schwitters fue uno de los principales agitadores dadaístas. Sus collages ensamblados, que él denominó Merz fueron una de las aportaciones más influyentes, al utilizar material de deshecho. Como él muy bien explica: «La Gran Guerra ha terminado, en cierto modo el mundo está en ruinas, así pues, recojo sus fragmentos, construyo una nueva realidad».
Schwitters iba a ser arquitecto, pero pronto descubrió la pintura y posteriormente la pintura de vanguardia, que en esos años en Dresde derivaría en el delirante movimiento dadaísta.
Vinculado al también enloquecido dadaísmo de Zurich y Berlín, realizaría un arte punk, subversivo y anti-todo, aunque acabada la guerra descubriría el arte geométrico de De Stijl y la utopía artística constructivista, tomando cosas de ambas corrientes, aunque sin abandonar el espíritu libre que siempre acompañó sus trabajos.
Enorme y muy bromista, aún son recordados sus violentos poemas y sus bromas de mal gusto. Ahí va una:
Un día me paró un tartamudo por la calle.
«P… p… podría, por f… f… f… avor, decirme dónde p… p… p… podría comprar un clavo de c… c… cobre?»
Le indiqué el camino para ir a la ferretería y se fue. Pero yo conocía un atajo y llegué mucho antes que él.
«Q… q… q… quiero comprar un clavo de cobre», le dije tartamudeando al ferretero. Me mostró unos clavos de cobre.
«¿Son bastante largos?», preguntó.
«N… n… no, dije, los quiero m… m… más largos.»
El hombre trajo otros clavos, pero ninguno era bastante largo. Por fin encontró uno enorme, de veinticinco centímetros.
«S… S… sí, dije, es… es… éste es maravilloso. Por f… f… favor, cla… cla… cláveselo en el culo.»
Y me fui. Un minuto después entró en la tienda el verdadero tartamudo… y salió a toda prisa.
Schwitters siempre llevaba encima un cuchillo bien afilado para recortar cosas para su arte y más de una vez fue visto recortando cuidadosamente pedazos de linóleum en la casa de alguna infeliz señora.
En 1937, con el nazismo en pleno esplendor, su arte es denostado y tuvo que huir de Alemania por ser poco menos que un terrorista. En el exilio continuó sus Merz aunque para sobrevivir pintaría también arte convencional.
Moriría en 1947 en la miseria.