Robert Crumb
Estados Unidos, 1943
Robert Crumb es uno de los fundadores del cómic underground y la figura más destacada de dicho movimiento. Siempre al márgen de la industria, sus historias son de lo menos políticamente correcto del arte estadounidense. Por ello muchos han querido ver a Crumb como el continuador en el siglo XX (en medios de masas como el cómic) de autores como Bruegel o Goya, por citar a dos ilustres subversivos.
Robert Crumb, uno de los cinco hijos del militar de Charles V. Crumb (artistas tan peculiares como él), se introdujo muy pronto en el dibujo de cómic gracias a su hermano mayor Charles, que lo obligaba a dibujar constantemente. Robert y sus hermanos produjeron pronto sus propios cómics que vendían por el vecindario.
Para ganarse la vida empezó dibujando tarjetas de felicitación y en 1967 se va a San Francisco, que en la época era el centro neurálgico de la psicodelia y el movimiento hippie. Allí editó el primer número de su fanzine Zap Comix, el acta de nacimiento del cómic underground norteamericano ganándose un notable éxito entre los melenudos colocados.
Crumb abordó abiertamente temas tabú como el sexo (en sus variantes más aberrantes) y una compleja crítica política y social, algo muy transgresivo en aquellos años. Era la contracultura, que resulta que se estaba convirtiendo en una industria a tener en cuenta entre la juventud.
Janis Joplin le encargó la portada de su primer disco (e intentó inútilmente que vistiera a la moda), Ralph Bakshi hizo una peli sobre el gato Fritz (la primera película de dibujos animados clasificada «X»), y de repente Crumb empezó a ganar un buen dinero con sus historias bizarras y políticamente incorrectas.
Pero Crumb, era ante todo un antisocial, y decidió retirarse a una granja apartada. Siguió dibujando historietas autobiográficas y escenas sobre su afición por el blues, jazz y country prehistóricos (que por cierto, él practica musicalmente por medio de su banjo con los Cheap Suit Serenaders).
En esta web lo consideramos uno de los grandes artistas del siglo XX, aunque hay quien tacha su obra de pornografía misógina y degradante. Sea como sea, el cómic underground no sería lo mismo sin su figura. Probablemente tampoco el «Arte», que hoy en día bebe de las más variadas fuentes, incluida la banda diseñada.