Weirdo Hippie
Un malvado hippie hipnotizando a la inocente juventud americana.
Principios de los 70:
Eran los tiempos del Flower Power. La nación se había llenado de sujetos excéntricos con el pelo largo, que practicaban el amor libre y consumían drogas. La juventud se estaba volviendo loca.
Robert Crumb, que siempre tuvo una mirada crítica e implacable de su sociedad (también de él mismo) contraataca con ironía con este dibujo en el que uno de esos hippies está captando a una joven muchacha inocente.
No se equivocaba. El hippismo ya no era esa utopía juvenil de los 60. En los 70 con la heroína, Charles Manson y el festival de Altamont ese sueño se había desvanecido y todo era más oscuro y perverso… Justamente el universo perfecto para artistas como Crumb.
En realidad Crumb nunca encajó con la estética y filosofía hippie. Aún formando parte de ella a un nivel cultural (fue el creador del comic underground que surgió en San Francisco en esos años) era demasiado oscuro y demasiado antisocial para vestir con sedas y abalorios y dejarse el pelo largo. La propia Janis Joplin desistió al intentar cambiar la imagen de paleto del medio oeste que siempre lució el dibujante.
El arte de Crumb no deja títere con cabeza y expone los tabúes de la sociedad occidental, incidiendo en temas como el sexo (el gran tabú de la sociedad norteamericana aún hoy en día), la idealización de la juventud por parte de los viejos o la más virulenta crítica social.
Aún así, siguiendo los pasos de Goya o Bruegel, Crumb sigue esa actitud subversiva que es también lo que hace del arte, Arte.
El arte no es casto, debería prohibírselo a los ignorantes inocentes, no poner jamás en contacto con él a quienes no están suficientemente preparados. Sí, el arte es peligroso. Si es casto, no es arte.
Pablo Picasso