Pequeña Gran Pintura
Lichtenstein se ríe un poquito del expresionismo abstracto, tan serio él.
El Pop-Art fue una reacción al expresionismo abstracto, que para muchos artistas de los 60 estaba excesivamente idealizado.
Roy Lichtenstein, uno de los principales representantes del Pop americano, crea aquí una respuesta satírica a la pintura gestual propia del expresionismo abstracto, llevándola a su propia estética.
Lichtenstein fue un artista de todo menos gestual: no utilizaba sombreados ni contrastes expresivos, sus obras tienen siempre gruesas y sólidas líneas negras para delimitar los objetos al estilo de un cómic, y nada es espontáneo como lo era el movimiento que reinó en Estados Unidos durante las décadas de los 40 y 50.
Lichtenstein presenta un trabajo que se asemeja a este movimiento (ya obsoleto en los 60) pero lo convierte en algo plano, sin ningún rastro de la pincelada o la mano del artista. Hasta hace su típica referencia a la impresión mecánica de puntos Ben-Day.
El artista hace así una clara parodia de sus sesudos predecesores. Su serie de «Pinceladas» (Brushstrokes), entre las que se incluye esta obra, son una evidente reacción frente a la carga emocional y la expresión espontánea de las pinceladas de tipos como Pollock, conviertiéndolas este amante de los cómics y la cultura popular estadounidense en un acto controlado.