Abre tus manos de par en par, abraza la felicidad
La felicidad basada en una psicodelia pop nipona.
Takashi Murakami llena el espacio de flores sonrientes. Un jardín de plantas inquietantemente felices que sin embargo a mi me parecen de alguna manera carnívoras. Estamos, creo, ante una primavera psicodélica llena de alergias y antidepresivos.
El único artista entre las 100 personas más influyentes del mundo (según la revista Time) funde las técnicas de pintura tradicional japonesa con actuales estilos gráficos y variadas influencias de la cultura pop occidental. Y por supuesto está muy presente en su obra el universo otaku (anime y manga) que tan bien ilustra la cultura popular japonesa de la post-guerra.
Este «Warhol nipón» creó el llamado superflat, con sus espacios pictóricos planos («flat») que pretenden difuminar los límites entre la alta y baja cultura. Una especie de pop oriental llevado al extremo que quiere superar «el mundo bidimensional del arte japonés y el tridimensional del arte occidental», según el propio Murakami.
Con un título que recuerda a un libro barato de autoayuda, el artista suponemos que quiere ser irónico: «abraza la felicidad, no te resistas…» parecen decir estas flores de sonrisas idénticas que llenan todo el espacio en un claustrofóbico horror vacui.
Murakami crea un arte intencionadamente plano hecho para una sociedad plana. Con toda esa alegría multicolor, pero uniforme.