El sueño de la esposa del pescador
Ejemplo de Shunga, grabado erótico japonés.
Katsushika Hokusai creó esta ilustración shunga, que viene a ser arte erótico japonés dentro del ukiyo-e, ese estilo de grabado nacido durante el periodo Edo, que tanto influyó en el arte moderno al llegar a los ojos de los impresionistas europeos.
Hokusai muestra aquí nada menos que a una mujer teniendo relaciones sexuales con dos pulpos. Parece que las criaturas marinas la llevan entre las rocas y el pulpo grande la agarra con sus patas para practicarle sexo oral. El pequeño la besa en la boca.
El texto que rodea la ilustración, lleno de onomatopeyas de placer, dice lo siguiente:
PULPO GRANDE:
He estado escondido y esperando tanto tiempo ¡y finalmente te atrapé! ¡Qué lindo coño! ¡No puede ser más delicioso! Chupar y chupar hasta saciarme, y cuando acabe, llevármela al palacio del rey Dragón.MUJER:
¡Maldito pulpo! Ah ah, ¡tocas mi cuello uterino y me dejas sin aliento! Oh, tus ventosas… oh, tus ventosas… ¡oh, qué estás haciendo con ellas! Oh, sí, oh, sí… Con su boca prominente provoca mi vagina abierta… aaah aaah…… bien bien… sí… allí…PULPO GRANDE:
¿Cómo se siente ser abrazada por ocho brazos? Mira, totalmente mojada. Rezumas como agua hirviendo…MUJER:
Tengo cosquillas, estoy perdiendo el control de mi cintura… límites y barreras desaparecen… Ya estoy… ¡Me corro! ¡Me corro!.PEQUEÑO PULPO
¡Después de que papá termine, también voy a chupar tu clítoris con mis ventosas!
Eso de emparejar mujeres y pulpos no fue una idea loca de Hokusai. Ya había una tradición sobre cuentos eróticos con buceadoras (ama, pescadoras o mujeres de pescadores que trabajaban semidesnudas), que tenían sexo húmedo y resbaladizo con pulpos (no hay ni que nombrar la asociación freudiana del tentáculo y el pene).
30 años antes que Hokusai, el artista Kitao Shigemasa (1739–1820) dibujó un historia sobre una buceadora que robó una joya del Palacio del Rey Dragón en el fondo del mar, con eróticos resultados. Hokusai se limitó a seguir la tradición, llevándola más allá en una época de libertades en la que se permitían ciertas licencias.
Desde el punto de vista artístico, los tentáculos dan un enorme dinamismo al dibujo, parecen moverse ante nuestros ojos, y eso implica hacernos testigos a los espectadores de una escena erótica absolutamente surrealista.
Porque esta escena es como un sueño erótico de la mujer, como bien reza el título de la obra. La buceadora tiene sus ojos cerrados, a diferencia de los dos pulpos.