Murciélago y luna
Los historiadores son unánimes: sin los artistas japoneses no habría arte moderno.
El artista japonés Yamada Hogyouku fue uno de los maestros de la técnica del ukiyo-e, o «estampa japonesa» del periodo Edo (1603–1868), en el que este arte floreció en Japón como el cerezo en primavera debido al estilo de vida urbano, y muy hedonista permitido por el shogunato (además del arte, fue la época dorada de los burdeles, las casas de té y los teatros de kabuki, todos frecuentados por los chōnin, la clase comerciante de la época).
Artistas como Hokusai pertenecieron también a este periodo.
Pero Hogyouku en concreto pertenecía a la escuela Shijō, muy influenciada por el arte occidental al que Japón se estaba abriendo en esos años, y dicha escuela artística se caracterizada por su particular toque humorístico.
En la estampa de la que hablamos hoy podemos observar a un murciélago volando con la luna al fondo. Hay que quitarse el sombrero ante semejante exquisitez con tal economía de medios. Con apenas unas manchas (la luna en concreto es fabulosa), el artista da vida a un simpático murciélago que vuela en una noche plácida. Pura poesía.
Con las Exposiciones Universales de 1855, 1867 y 1878, las estampas japonesas llegaron a París y el colectivo artístico se quedó lógicamente fascinado. Manet o Degas eran fanáticos del ukiyo-e, y todos sabemos que los grabados del Lejano Oriente fueron la máxima inspiración de artistas como Gauguin o Van Gogh, por lo que no es exagerado decir que sin estos grabados, el arte occidental sería hoy bien distinto.
Todos estos artistas, sobre todo los impresionistas fueron influenciados por las estampas con sus extrañas perspectivas, esas composiciones asimétricas, el amputado de escenas y la preferencia por una solución plácida y unificadora frente a la tradicional representación detallada de elementos.
Por supuesto, la recién nacida fotografía ya podía encargarse de esas cosas. Japón era el camino a seguir cuando se agotó el arte tradicional de occidente. Empezó aquí lo que conocemos como «arte moderno».