Acorralados
El molar.
Sé lo que estáis pensando: los seres humanos jamás convivieron con dinosaurios. Bueno… no dejemos que la realidad estropee algo tan fundamental en el arte como es «el molar». Y nada mola más que un dibujo de Frank Frazetta.
Frank Frazetta fue un pintor, historietista e ilustrador estadounidense, paradigma de dibujante flipado. Criado en el caldo de cultivo de las revistas pulp —baratas, pero de muy buena de calidad literaria en sus escritos y artística en sus ilustraciones—, la imaginación de Frazetta no sólo no fue coartada, sino que fue hiper-estimulada a llegar más lejos, más fuerte, más grande. A conseguir ser molar más.
Efectivamente, las editoriales pulp estaban hambrientas de ilustradores que vendieran sus historias, y querían sobre todo una cosa: «el molar».
Franzetta dibujó westerns, fantasía, ciencia ficción, espada y brujería, terror… y de su imaginación salieron personajes como Conan, que hoy ya no podemos imaginar de otra manera que al estilo Franzetta (muy diferente al Conan que Robert E. Howard escribió en sus libros de bolsillo) y salieron mundos tan bien construidos que rozan lo verosímil.
Es el caso de sus dibujos prehistóricos. Y es que Frazetta tenía fijación con la época histórica previa a la escritura. Ahí, en esos tiempos más abiertos a la imaginación, podía dibujar cavernícolas de musculaturas absurdas, superhombres y supermujeres trogloditas, enormes mamuts, dientes de sable sedientos de sangre… y por supuesto dinosaurios.
Es el caso de esta ilustración en la que dos de sus superhéroes antediluvianos se enfrentan a un T-Rex dispuesto a comérselos, o a vaya usted a saber qué, a juzgar por la mirada y sonrisa lujuriosa del reptil. Imágenes de este estilo las hemos visto infinidad de veces, pero adivinad quién fue el primero en hacerlas.
Podéis decir lo que queráis de Frazetta, pero es innegable que su estilo tuvo una influencia tan grande en todos los ámbitos culturales que todavía no se sabe hasta que punto llegan sus tentáculos. A Frank le debemos la estética de cualquier guerrero bárbaro, la imagen de cada grupo de Heavy Metal tolkienesco, el sujetador de Leia Organa o los punkies de Mad Max. Hasta el concepto mismo de un ilustrador adolescente con granos dibujando en su pupitre super-guerreros en llamas con megamúsculos.
Eso hizo Frank: estirar la cuerda de lo flipado hasta no poder molar más. Excelsior!