Kake: Pleasure Park
A la caza.
A Touko le gustaba el cruising, ejercicio que ya desde sus jóvenes años militares practicó; y como buen artista autobiográfico ilustró sus andanzas clandestinas en Pleasure Park, uno de sus veintiséis cómics temáticos.
Hagamos un poco de antropología. Antes de que el capitalismo —amparado en el logro de las libertades individuo-sexuales de los años setenta— encontrara en el follar otro nicho de mercado más, lugares como cementerios, playas, urinarios, parques y jardines o áreas de servicios, eran básicamente los únicos resquicios de pública intimidad donde los homosexuales podían relacionarse.
Así de elegíaco se muestra el filósofo Umberto Pasti respecto al tema:
«Los homosexuales pasan las noches en la discoteca, todos vestidos de la misma manera: incluso se han abierto locales en los que se “recrean” los lugares de aquella actividad vespertina que se llamó battuage o cruising (pero ¿cómo se hace para reproducir un túnel de robinias en el fondo del cual te espera un desconocido, cómo imitar y repetir el paso elevado de los tunecinos, el bosquecillo de los camioneros, como recrear aquel olor a mierda y a heno cortado, a piedra mojada, embalse de riego, a rosas?).» [1]
Pasemos a la ilustración. El motorista sin moto, de culo burbuja y espalda trapezoidal que nos dibuja Tom es el aventurero y promiscuo Kake —núcleo de todas sus historietas— que vanidoso, se ajusta la gorra sometido por un deseo de perfección fetichista de gustar a los paseantes del Pleasure Park; créeme: bajo ciertos pinus halepensis se practican más y mejores inseminaciones que en la más exitosa clínica de reproducción asistida…
Y continua lamentándose Pasti:
«Quien, como yo, ha encontrado el amor en el verde, no lo añorará nunca lo bastante». (1)
Mucha razón tiene el italiano en añorar. El petroleo y las vallas metálicas, las farolas, los menús del día y las cámaras de vigilancia han ido colonizando aquellos verdes semisalvajes y discretos asfaltos. Los paisajes del Time for sex with strangers que electrónicamente cantara la venerable Marianne Faithfull son hoy espacios ligados a la extinción.