El marinero Tokuso enfrentado a un Umibōzu
Las semillas del arte moderno occidental vienen de Asia.
Un Umibōzu es en el folklore japonés un espíritu que vaga por el mar haciendo naufragar a los barcos. Este monstruo marino tiene una cabeza rapada como la de un monje budista y aparece en numerosos cuentos, además de en incontables grabados del periodo edo como este, del extraordinario artista Utagawa Kuniyoshi.
Este grabado en madera ilustra la historia del marinero Kuwanaya Tokuzo, quien decide ir al mar el último día del año. Los otros marineros consideran esta decisión muy imprudente, pero Tokuzo se va igual. Es entonces cuando se desata la violenta tormenta y aparece el Umibōzu de la imagen, como una amenazante sombra gris oscuro.
Con una voz espantosa, la criatura exige: ¡Nombra lo más horrible que sepas!.
Tokuzo grita entonces: ¡Mi profesión es lo más horrible que sé!
El monstruo aparentemente se queda satisfecho con la respuesta y desaparece junto con la tormenta. Tokuzo puede volver a su casa.
El grabado es un ejemplo del arte de Kuniyoshi, uno de los grabadores con más imaginación y sentido del humor del Japón del siglo XIX. Un tipo, que como podemos observar, se adelantó unos años al manga japonés con ese característico estilo gráfico, además de esa capacidad para interpretar antiguas leyendas antiguas para el gran público.
No hay que olvidar la increíble popularidad de este autor, del que se llegaban a editar 8.000 ejemplares de algunos de sus grabados. Dicha popularidad llegó a cruzar kilómetros hasta llegar a Francia a mediados del XIX y plantar la semilla de lo que hoy llamamos arte moderno. Los impresionistas y postimpresionistas, hartos de la pintura occidental, vieron el futuro en los grabados de Kuniyoshi u otros autores como Hokusai y cambiaron la historia del arte.