Takiyasha la bruja y el espectro del esqueleto
Los orígenes del manga.
La princesa Takiyasha, hija de Taira Masakado (un rebelde que se había autoproclamado gobernante de Japón), recita un hechizo y llama a un esqueleto gigante para luchar contra Mitsukuni, el encargado de acabar con los conspiradores.
Esta escena forma parte de una obra de teatro kabuki representada en 1836 y en 1844 que encantó al genial artista Utagawa Kuniyoshi y decidió plasmarla en un grabado ukiyo-e dividido en un espectacular tríptico
Vemos como Takiyasha convoca a este gigantesco esqueleto que amenaza a los guerreros en una modernísima composición (modernísima para un arte occidental todavía «en pañales» en el siglo XIX).
Utagawa Kuniyoshi era otro verdadero innovador (como todos los maestros del Ukiyo-e) que revolucionó, no solo el arte japonés, sino todo el arte mundial cuando sus fresquísimas propuestas llegaron a los ojos de los artistas franceses a mediados del siglo XIX con motivo de las exposiciones universales. El grabado japonés de maestros como Kuniyoshi pueden considerarse el germen del arte moderno.
Kuniyoshi era hijo de un tintorero de seda. Ayudó a su padre en el negocio y, como es lógico, esto debió de influir en sus diseños textiles y en ese fantástico uso del color en sus impresiones.
A Kuniyoshi le encantaba plasmar sueños, apariciones de fantasmas, presagios y otras escenas sobrenaturales que le dan a su arte un aire original y sorprendente, aún visto con nuestros ojos, casi dos siglos después.