Robert Motherwell
Estados Unidos, 1915–1991
Entre los grandes nombres de la Escuela de Nueva York (Pollock, Rothko, de Kooning…) no siempre se cita a Robert Motherwell, y fráncamente, es algo injusto. Él también era un imprescindible del Expresionismo Abstracto.
Filósofo de formación, casi se doctora en esta disciplina (la Universidad de Harvard, nada menos), pero de pronto Motherwell cambió radicalmente su carrera para dedicarse en exclusiva al arte. Probablemente se follaba más.
No sabemos si era muy bueno en esa época con el pincel, pero sí que podía añadir una buena dosis de retórica a sus obras, por lo que Motherwell se recorrió el país dando sesudas conferencias sobre arte, historia del arte y el nuevo estilo que se estaba haciendo en Nueva York. También —lógicamente— nos dejó ingentes cantidades de escritos sobre arte, que paradójicamente no son un coñazo. La obra ensayística de Motherwell merece unas buenas lecturas si te interesa que un intelectual te hable de un tema tan complejo como la abstracción sin dejarte dormido.
Motherwell pintó mucho, pero sobre todo vendió muchísimo el estilo del Expresionismo Abstracto. Podría decirse que hasta lo legitimó. Sus cuadros contienen algo muy característico: el color negro.
Formas negras (Motherwell diluía mucho el pigmento en aguarrás cubriendo buena parte del lienzo), collages, ensamblajes, creaciones visuales que crean ritmos, gestos, caligrafías y sensaciones cercanas al subconsciente. O eso explicaría él. Quizás sólo sean manchas, pero están bastante bien hechas.