Joan Mitchell
Estados Unidos, 1925–1992
Una de las mujeres del Expresionismo Abstracto, movimiento tan saturado de hombres, fue la señora Joan Mitchell, que optó por un arte intenso y emocional, una pincelada gestual y una cierta influencia de Henri Matisse, al que realmente admiraba. Quizás por eso se largo de los EEUU y se fue a vivir y a trabajar a Francia, donde no le fue nada mal. Sus cuadros, dibujos y grabados fueron adquiridos por cifras millonarias.
Mitchell nació en Chicago y en el Art Institute de esta ciudad empezó a ir a clases los sábados. Muy pronto vio que el arte le interesaba tanto como el patinaje (otra de sus pasiones infantiles) y decidió tirar por ahí. En los años 40 ya había iniciado una carrera el la que cada vez fue abrazando más y más la abstracción. De hecho, en 1950 Mitchell pintó su última obra figurativa.
A partir de ahí, fue una más del círculo del EA neoyorquino: mucho jazz, mucho alcohol y gente haciéndose la interesante en clubs cool llenos de hipsters y beatniks. Pero Mitchell logró destacar y su obra fue apreciada por crítica y público.
Mitchell vivía entre Nueva York y Francia, pero a finales de los 50 ya optó por vivir en París a tiempo completo.
El estilo de Joan Mitchell es puramente abstracto. Lienzos enormes (a veces trípticos) que son como paisajes interiores. Una vez dijo Llevo mis paisajes conmigo.
Mitchell es muy cotizada en el mercado. Alguna de sus pinturas se vendió en una subasta por 11,9 millones de dólares en 2014 convirtiéndola en la artista femenina más cotizada en ese momento (hoy ya ha sido superada).