Rosario de Velasco
España, 1904–1991
Olvidada entre las olvidadas, Rosario de Velasco es una de las artistas figurativas menos conocidas de la primera mitad del siglo XX. Aunque en su tiempo tuviera gran éxito, dando exposiciones por todo Europa, y recibiendo numerosos premios como la Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes o el premio de la Reial Acadèmia de Belles Arts Sant Jordi, hoy en día su obra ha caído en el pozo desde dónde tantas mujeres artistas gritan sin poder salir.
Nació en Madrid pero se integró de muy joven en la sociedad barcelonesa de corte más conservador, hasta que durante la Guerra Civil tuvo que huir de Cataluña por cuestiones políticas. Volvió, en Barcelona había encontrado el amor y un círculo de amistades de relieve artístico, y murió en esta ciudad en 1991. Su pintura figurativa, cercana a la Nueva Objetividad, emana un orden y una serenidad que muchos añoraban. Y cierto es que sus obras demuestran un conocimiento de la técnica y la tradición espectaculares. ¿Por qué entonces de Velasco fue mandada a ese maldito lugar de dónde tan difícilmente se sale, que es el olvido?
Quizás su innovación fue demasiado leve. Quizás el realismo no está de moda.
Quizás es que simplemente es una mujer.
También se comenta que las ideas políticas de Rosario de Velasco, cercanas al falangismo, empañan el valor de su obra. En este último caso la polémica está servida, pero ojo, si juzgamos los y las artistas por su ideología, los museos y galerías de arte —lo siento— estarían vacíos.