
Vladimir Tatlin
Rusia, 1885–1953
Vladímir Yevgráfovich Tatlin (Владимир Евграфович Татлин), fue uno de los más importantes constructivistas rusos. Su arte parece no entender de barreras entre las distintas disciplinas: le daba a la escultura, pintura, arquitectura, ingeniería, diseño… Un hombre del renacimiento en plena Revolución Rusa, que contó con él para ambiciosos proyectos, algunos de los cuales tan grandilocuentes que no pudieron llegarse a construir.
En 1914 fundó, junto a otros artistas, el Constructivismo. Antes había visitado París y entró en contacto con artistas como Picasso. El malagueño le impresionó tanto que volvió a su tierra con ideas frescas. El vanguardismo había entrado en otro nivel.
Nada más llegar, Tatlin quiso promover algo tan radical como la muerte del arte del museo: «la Obra debe participar en la vida y en la construcción del mundo».
Triunfada la Revolución Rusa dirigió con su colega Rodchenko el VJUTEMÁS (Talleres Superiores Artísticos y Técnicos del Estado) una de las primeras escuelas de Diseño en el mundo instalada en Rusia que influyó notablemente en todo el arte occidental.
Tatlin alcanzó la fama mundial como el arquitecto que diseñó el colosal Monumento a la Tercera Internacional, o Torre de Tatlin, un edificio mayor que la Torre Eiffel construído con cristal y acero que giraría todo el año, pero a causa de los problemas económicos del país en ese momento se quedó en un proyecto.
También le debemos a Tatlin el contrarrelieve, una escultura para colocar en la esquina de una pared que significó toda una revelación escultórica. El cristal y el acero significaban el futuro de su país.
Al final de su vida empezó a investigar el vuelo de los pájaros, con el fin de conseguir uno de los grandes sueños de la humanidad: volar. De hecho inventó una máquina voladora de energía limpia llamada Letatlin (letat significa volar en ruso).