Almendro en flor
Exquisita obra maestra de Van Gogh.
Países Bajos, 1890
Pintada para su sobrino y ahijado recién nacido, esta obra muestra a un Van Gogh luminoso, lleno de optimismo por el nacimiento del bebé, que sería bautizado con el nombre de Vincent.
La primavera llegó a Arles e influido por los grabados japoneses, Van Gogh pinta esta oda a una nueva vida, a la naturaleza. La luz parece irradiar del cuadro.
Pero no sólo se percibe un símbolo de la nueva vida de su sobrino. El pintor también quiere plasmar una posible nueva vida para sí mismo y su futuro artístico, aunque como sabemos, el artista fallecería sólo tres meses después de acabar esta obra maestra.