Café nocturno
Van Gogh frecuentó (y pintó) varios tugurios como este.
En mi cuadro del café nocturno he tratado de expresar que el café es un sitio donde uno puede arruinarse, volverse loco y cometer crímenes. Mediante la contraposición de un rosa pálido, un rojo sangre y un rojo vino, y de un suave verde veronés y un Luis XV en abierto contraste con los tonos amarillo-verdosos y de los duros verdes-azulados – todo ello en la atmósfera infernal de un horno al rojo vivo y de un pálido amarillo de azufre – he querido transmitir el sombrío poder de una taberna.
Vincent Van Gogh
Si algo tenía la obra postimpresionista de Van Gogh es que estaba minuciosamente documentada. En sus célebres Cartas a Theo, detallaba sus obras y lo que quería expresar con ellas, ahorrándole al historiador del arte cometer sus habituales errores.
El Café de la Gare (Arles) era un tugurio abierto toda la noche para delincuentes, borrachos, prostitutas, drogadictos… y artistas. Ninguno podía pagarse una cama en una pensión y acababan dormitando en las mesas.
Tres noches en vela se pasó el autor para captar el ambiente de su bar preferido de Arles, seguramente borracho. Aún así, y pese a lo que digan de su locura, como artista era un experimentador lúcido y un erudito en la historia del arte que sabía perfectamente lo que se hacía. Van Gogh pintaba de esa forma porque simplemente ese era su estilo, un estilo que fue admirado e imitado por sus colegas.
Se dice que no vendió nada en vida, pero no por que sus cuadros fueran demasiado vanguardistas sino por su atormentada personalidad anti-comercial, que cerraba puertas en un mercado del arte que tanto valora al sociable artista pelotillero. Van Gogh prefería estar pintando o en tabernas como esta.