Bodegón con cupido de yeso
Composición loca.
Una naturaleza muerta con una composición muy poco convencional. Cézanne se pasa por el forro las leyes artísticas tradicionales y se pone a pintar cosas, cada una desde un punto de vista distinto.
Cada elemento va a su bola. Cada uno con su perspectiva, su iluminación, sus sombras y sus propias leyes físicas. De ahí ese efecto irreal. Es como un puzzle con diferentes cosas ensambladas, algo que años después tomarían los cubistas para su arte.
Además con sus pinceladas cortas y precisas, Cézanne va componiendo todo y perfila los objetos con contornos muy marcados. Y los representa con aspecto geométrico marca de la casa.
Una estatua de yeso de Cupido que el pintor debía tener por casa está rodeada de manzanas y cebollas. Al fondo hay telas, pinturas y bocetos. En toda esta composición de cosas (des)ordenadas parece que el artista quiere hacer una pregunta muy importante en el arte: ¿Qué es más real?.
El cupido es una escultura (o la copia de una escultura) pintada, las frutas están pintadas. De hecho, hasta las pinturas están también pintadas. Cézanne quiere hacer evidente la artificialidad de la composición, como diciendo: ¡Eh! ¡Estamos ante una pintura…!
Cezanne pinta la pintura en sí.