Naturaleza muerta con manzanas y melocotones
Una obra maestra de Cézanne pintada durante varias sesiones desde varios puntos de vista.
“El ojo debe comprender, reunir las cosas”, dijo Cézanne, “El cerebro le dará forma”.
En una naturaleza muerta, el artista es Dios. Crea cada objeto, cada perspectiva, cada punto de vista y los compone a su gusto. Cézanne realizó cientos de naturalezas muertas y pintó cientos de veces los mismos objetos que tenía en su estudio.
Esta mesa que veis en la imagen, por ejemplo, esta tela estampada, esta jarra… Son motivos recurrentes en el artista. Ya los vimos muchas veces, pero en cada cuadro son absolutamente diferentes, con un nueva exploración de las formas y sus relaciones.
Aquí Cézanne pinta en principio un bodegón de lo más tradicional ¿Verdad? Mentira. En realidad Cézanne pinta las cosas desde dos perspectivas distintas: una al nivel de los ojos, otra desde más arriba. Si este cuadro fuera real, la fruta caería rodando por la mesa inclinada.
Pintaba meticulosamente, tardaba días, y cada día movía el caballete y pintaba las cosas desde otro punto de vista. Y en realidad, es así como vemos: “con dos ojos”. Cézanne sabía que la combinación al mirar algo desde más de un ángulo para unificar la composición lleva a un aplanamiento de la imagen. Y ya sabemos que el pintor afirmaba que un artista debe centrarse ante todo en la geometría: las cosas son cilindros, conos, prismas, esferas… Cosas tridimensionales que podemos rodear incluso si son llevadas a las dos dimensiones de un lienzo.
Además el pintor utiliza el color magistralmente, combinándolo como un verdadero clásico: cálidos en las frutas, fríos rodeándolas, y así le da solidez a las cosas.