La botella de peppermint
Espectacular obra maestra del maestro del bodegón.
Cézanne, uno de los mejores pintores de la historia y uno de los más originales e innovadores creadores de naturalezas muertas (frecuentaba menos el retrato, seguramente por su conocida misantropía).
Efectivamente, Paul Cézanne fue un maestro del bodegón, como podemos ver en esta maravillosa “botella de peppermint”. El artista nos presenta unos objetos que parecen estar suspendidos en planos verticales situados sobre una mesa en la que se reprime toda profundidad.
El fondo, con esas líneas horizontales y verticales no hacen más que potenciar este efecto de perfecta desestabilización que se traduce en un dinamismo inusual en un bodegón.
Cézanne puede captar perfectamente los materiales: ese vidrio transparente (a través del cual vemos varias capas de objetos), esas telas arrugadas en complicadísimos pliegues, la botella de peppermint que da nombre al cuadro con su elegante doble curvatura, y por supuesto las inevitables frutas que tantas veces pintó.
Todos en perfecta conjunción (parece que si mueves una manzana se viene todo abajo…) pero cada elemento con su propia solidez, peso, opacidad y equilibrio.
Viendo esta obra es lógico comprender porqué Picasso o Matisse dijeron: “Cézanne es el padre de todos nosotros”.