Bodegón: Jarrón con lirios contra un Fondo Amarillo
Una obra pintada desde el puto corazón.
Van Gogh pintó esta naturaleza muerta mientras estaba ingresado voluntariamente en el hospital psiquiátrico de Saint-Rémy, muy cerca de Arlés.
En este lugar se dedicó básicamente a dos cosas: Pintar (tenía incluso un taller habilitado en su habitación) y estudiar a los grandes maestros de la historia del arte, sobre todo a los que más admiraba, como eran el caso de Millet y su paisano Rembrandt.
Evidentemente, Vincent prefería lo primero: pintar como un loco, como un poseso, sobre todo exteriores. Pero cuando no podía salir afuera por algún motivo, pintaba cuadros de interior como este maravilloso Jarrón con lirios.
Jarrón con lirios forma parte de esos numerosos cuadros de flores realizados por Van Gogh en los que rinde homenaje a otra de sus grandes influencias (quizás la principal): la estampa japonesa. Vemos además su estilo propio: los contrastes de color (azul-amarillo), la increíble vitalidad rítmica y esa pintura que parece vibrar, reflejo en materia del alma del artista.
Jarrón con lirios no es realista, claro. A veces no necesitamos una representación naturalista de la realidad… para eso ya está la realidad. No se necesitan volúmenes ni sombras, ni proporciones, ni perspectivas. No quiero que se haga algo bonito, ni limpio, ni bien hecho… Quiero, como dijo aquel genial humorista, ¡¡que se haga desde el puto corazón…!! ¡¡Hazlo desde el corazón!! Eso, básicamente, en mi opinión, es el arte.
Te puede gustar o no Van Gogh, pero algo de lo que no puedes acusarlo es de que no hiciera las cosas desde el puto corazón. Ya sea pintando estrellas, campos de trigo, tugurios mugrientos, retratos de gente o flores, ahí lo ponía todo.