Campo de trigo con cipreses
La obsesión de Van Gogh por los cipreses y su forma de verlos.
Vicent Van Gogh ingresa en 1889 en el Hospital Psiquiátrico de Sint-Rémy, donde mirando una y otra vez por la ventana, descubre su obsesión por los cipreses. En una de las cartas que escribe a su hermano Theo, le dice: “Los cipreses me siguen preocupando. Me gustaría hacer algo con ellos, como los cuadros de los girasoles, porque me sorprende que nadie los haya pintado aún como yo los veo.”
Y así fue… Meses después pintó esta obra conocida como Campo de trigo con cipreses. Consiguió representar la realidad del momento que observa desde su ventana. Viento, montañas, nubes y mucha vegetación que plasma a la perfección en este óleo sobre lienzo.
En la pintura podemos ver en primer plano el campo de trigo y el gran ciprés, respaldado por las montañas a lo lejos y un manto de nubes. Van Gogh, fue capaz de mezclar dos gamas de colores completamente diferentes, los tonos fríos y los cálidos, Sin embargo, estos colores forman una armonía cromática excepcional.
Primero realizó un dibujo detallado sobre el que estudió el movimiento que el viento causaba en este paisaje, y luego un boceto al óleo, para definitivamente pintar la obra tal y como la conocemos.
A Van Gogh le apasionaban los cipreses, y como tal, dio con el tono exacto de verde oscuro, destacando con intensidad. El árbol aparece de gran tamaño, casi uniendo la tierra y el cielo, y dando el toque de verticalidad para superar la pendiente del campo y otorgar equilibrio a la obra. El viento revolotea entre las ramas del ciprés y el campo de trigo, y hace mover las nubes sin rumbo establecido.
Las pinceladas que utiliza Van Gogh son de una magistral sutileza. En el cielo, las pinceladas son largas y continuas, representando las nubes en movimiento, haciendo referencia a la corriente de aire que sopla fuerte en la ventana. En las montañas, usa pinceladas cortas y densas para transmitir la rigidez necesaria que ostenta el fondo. En el trigo y los matojos, pinta con numerosas pinceladas muy cortas y superpuestas entre ellas, representando como el viento se desliza entre las espigas.
Con el talento, la obsesión por los cipreses y la pasión por representar el momento que vive, aceptando la realidad tal y como es, Van Gogh nos presentó su forma de ver este paisaje. Paisaje lleno de movimiento que se asoma una vez más al pincel de su imaginación. De esta manera, nos introduce en este esplendoroso campo de trigos, haciéndonos sentir la libertad de notar como el viento sopla en nuestro rostro mientras que el cabello se despeina.