Comerciantes de pieles descendiendo por Missouri
Idealización de la frontera.
Una de las pinturas más famosas de Bingham muestra a unos tramperos en una canoa, surcando el río Missouri. Comerciantes de pieles de la época, que a menudo se casaban con mujeres nativas americanas y formaban familias mestizas.
En la pintura, tres figuras nos miran desde el río: el trampero, con su «gorro frigio» (sugiriendo una posible ascendencia francesa), su hija mestiza que descansa sobre los bultos adornados con abalorios indígenas, y lo que parece un zorro negro encadenado. Al parecer, las pieles de zorro negro eran las más caras, y además muchas tribus nativas americanas consideraban a estos animales criaturas espiritualmente simbólicas.
Los tres navegan las aguas tranquilas del río, a través de un paisaje ahumado por la niebla. La atmósfera es luminosa, propia del llamado Luminismo, una corriente paisajística genuinamente estadounidense caracterizada por plasmar los efectos de la luz en el paisaje, a través del uso de la perspectiva aérea y la ocultación de pinceladas visibles.
Con esa nostalgia casi onírica, el cuadro idealiza unos tiempos que se estaban acabando, esa vida en la frontera, cuando la profesión ya empezaba a ser dominada por empresas comerciales en lugar de esos viajeros franceses que fueron pioneros en el comercio de pieles.