El entierro de la sardina
La gente baila enmascarada como si no hubiera mañana.
Goya, el padre del arte contemporáneo, pintó continuamente cuadros sobre las costumbres españolas, ya fuera para ilustrarlas, celebrarlas o a veces criticarlas.
El genio sordo aragonés se aleja definitivamente del rococó y el neoclasicismo y entra aquí en una etapa muy oscura (romántica? expresionista??) donde pinta series de extraños cuadros como “Corrida de toros en un pueblo”, “Procesión de disciplinantes”, “Auto de fe de la Inquisición” y “Casa de locos” o este “Entierro de la sardina”
Son cuadros de tradiciones, costumbres, fiestas populares, supersticiones… el protagonista es el pueblo llano frente a las instituciones. El entierro de la sardina es el último día de carnaval. El final del periodo de mundo al revés que supone el carnaval, a partir de ahí ya no está bien la transgresión de los valores, o exaltar los instintos primarios. Se acaba ese día el predominio del caos frente al orden.
Por eso la fiesta ese día es absolutamente brutal. La gente baila enmascarada como si no hubiera mañana. Gentes de todo tipo: religiosos (Goya siempre atacando a curas y monjas), soldados, campesinos y bandoleros que Goya pinta con una sorprendente pincelada suelta que lo acerca también al impresionismo 50 años antes de nacer este.
Debemos saber que durante la dominación francesa el carnaval era permitido, pero con el jodido Fernando VII, se prohibió la fiesta por los desmanes y burlas a las instituciones (incluida la monarquía, claro).