Los fusilamientos del 3 de mayo
La considerada primera obra del arte contemporáneo.
La lucha del pueblo español contra los franceses. Recordemos la historia:
La invasión francesa
Napoleón domina buena parte de Europa. Pero España controla importantes accesos al Mediterráneo, por lo que Bonaparte decide engañar un poco al no muy brillante Rey Carlos IV y le propone conquistar Portugal para repartírselo.
Así se permite a los franceses penetrar en territorio español, y estos deciden quedarse. El pusilánime Carlos IV abdica en su cobarde hijo Fernando VII (el rey español peor tratado por los historiadores, que ya es decir…) pero al final la corona acaba en manos francesas.
José Bonaparte, el hermano de Napoleón es proclamado así el nuevo rey de España.
Pero el día 2 de mayo comienza un levantamiento popular en Madrid, corriendo ríos de sangre francesa.
Al día siguiente el ejército demanda venganza. Cualquiera que llevase una navaja era arrestado y condenado a muerte sin previo juicio. Las ejecuciones se realizaron a las cuatro de la mañana en varios puntos de la ciudad, como es el caso de la montaña del Príncipe Pío, que es donde Goya ambienta esta obra.
Goya y los franceses
En realidad Goya veía a los franceses y sus ideas liberales como adelantados frente a las supersticiones y la enquistada corrupción española. Por eso mantuvo una difícil postura ante la invasión francesa, puesto que tenía esperanzas de que España sufriese cambios similares a los de sus vecinos.
Sin embargo, fue testigo de la forma en que los franceses trataron a sus compatriotas en mayo de 1808 (según parece vivía cerca del lugar) y en vez de asegurar su puesto de pintor de cámara decide denunciar la barbarie de los franceses en varios cuadros, entre ellos este.
En febrero de 1814 los franceses son expulsados de España y Goya pinta lo que había visto esa noche como homenaje a las víctimas, consideradas ya héroes de la Guerra de la Independencia.
Sospechoso de «afrancesado», deja claro con obras como esta de qué lado estaba el artista.
El 3 de mayo
La pintura es una de las primeras de este tipo. No tiene ningún precedente en las pinturas de guerra y es reconocida como una de las primeras obras del arte contemporáneo por varios motivos:
El sordo aragonés le da el protagonismo a un colectivo anónimo y plasma con escalofriante realismo la extrema violencia y crueldad de los hechos. En la escena podemos diferenciar a tres grupos: los muertos sobre charcos de sangre, los que están siendo fusilados y los que aguardan su turno.
Representa así los más variados sentimientos: el valor, el miedo, la resignación, la desesperación… Un héroe anónimo con los brazos en cruz, está vestido de blanco, proclamando con ello su inocencia, y la luz de la lámpara cae sobre él, absorbiendo toda la luz de la composición.
Los franceses en cambio no tienen rostro, son una máquina mortal monolítica.
La primera obra de «arte contemporáneo»
Con esta obra, Goya se convierte además en el precedente de dos estilos de ese mismo siglo: el romanticismo (protagonismo del pueblo y su voluntad, atmósfera oscura…) y el impresionismo (esa pincelada suelta que inspiraría a Manet, padre del movimiento).
En el futuro, la obra no perdería vigencia. Durante la Guerra Civil, Picasso se basó explícitamente en ella para pintar su famoso Guernica.