Diana cazadora
La diosa de los bosques y la caza.
La Artemisa griega fue Diana para la mitología romana. Ambas eran las diosas vírgenes de la caza, protectoras de la naturaleza y la luna.
Hija de Júpiter y hermana melliza de Apolo, la diosa Diana era tan lista que nació primero y ayudó a dar a luz a su hermano. Al ver tanto dolor en el parto le pidió a su padre que le concediera ser eternamente virgen.
Armada con un arco y unas flechas por su padre, descubrió al fin su pasión, algo a lo que nadie en el mundo podía ganar: la caza. Siempre acompañada de una comitiva de ninfas también vírgenes, se dedicaban todo el día a cazar, casi siempre como Júpiter la trajo al mundo: en pelota picada.
El problema es que Diana no quería que nadie la viera desnuda y era una diosa muy cruel y además muy vengativa, así que tuvo problemas con mucha gente que la vio accidentalmente -o no-. Por ejemplo convirtió en ciervo a Acteón (y fue devorado por sus propios perros) o transformó en mujer al machote Sipretes para que fuera consciente de lo que es ser mujer.
Otros ejemplos de crueldad de las venganzas de Diana: se cargó a Adonis con un jabalí por decir que era mejor cazador que ella, mandó a Orión al cielo por intentar violarla (hoy lo podemos ver de noche junto al escorpión que lo mató), convirtió en osa a Calisto (también la podemos ver en el cielo) por ser violada por su papaíto Jupiter… y cientos de truculentas historias más.
Pues bien: el pintor Saint-Pierre nos muestra aquí a la diosa sin peligro de que una de sus flechas nos quite los ojos. Agazapados, la vemos con el vestido corto con el que siempre fue representada desde las antiguas estatuas griegas, y enseñando sus pechos resplandecientes mientras saca a pasear a sus dos perros por los bosques.