Medusa
Un posible autorretrato del artista más pendenciero del barroco italiano.
Medusa era tan fea que convertía en piedra a quien la mirase. Perseo, muy listo, pulió su escudo, que le sirvió de espejo y así pudo decapitarla.
Caravaggio muestra aqui la cabeza de esta encantadora señora, en la que se puede apreciar las serpientes que tenía como cabellos. Es el momento justo en el que pierde la cabeza y Medusa está entre enfadada y sorprendida… ¿O quizás es el reflejo del espectador en un escudo-espejo…?
En vez de pintar la obra directamente sobre el escudo, Caravaggio prefirió pintarla sobre lienzo y luego pegar la tela al escudo. Como modelo, utilizó su propia cara, ya que por lo visto el pintor tampoco era excesivamente agraciado.
Vista la obra en directo, llama la atención el juego de cóncavos y convexos, una de esas ilusiones ópticas tan del gusto barroco.
La iconografía de Medusa fue utilizada habitualmente como talismán. Sobre un escudo, no había forma mejor de ahuyentar a los enemigos… Tambien Freud escribió sobre el monstruo: Das Medusenhaupt (“la cabeza de Medusa”), en el que se asocia a Medusa con la castración, el descubrimiento de la sexualidad materna y demás freudianeces…
Mucho después, el movimiento feminista la adoptó casi como un símbolo de la ira femenina, un símbolo a respetar.