Prendimiento de Cristo
El beso de Judas
Caravaggio nos presenta a 7 figuras de pie rodeadas de oscuridad: el Apóstol Juan, Jesús, Judas, tres soldados y un hombre que sostiene una linterna, que algunos historiadores piensan que puede ser un autorretrato del propio Caravaggio.
Como veis, la obra es una absoluta maravilla. Tanto por los gestos y actitudes de los personajes como por los brillos de las armaduras, el detallismo de las telas, y por supuesto, por el dramatismo del tema tratado. Destaca sobre todo el realismo de la escena, que casi parece una fotografía. El realismo de Caravaggio sorprende y emociona. Hasta en las uñas (hacer zoom en la mano de la linterna) se puede apreciar la roña.
La escena es conocida por todos: Judas Iscariote traiciona a su colega con el famoso beso en plena noche, y Jesucristo parece ser el único que no se mueve dentro del caos de la escena. Apenado por la traición, Cristo baja la mirada con sus manos en actitud de oración, sin oponer resistencia. Es una metáfora de la espiritualidad mancillada por la violencia y la brutalidad.
La pintura es, junto a San Patricio, la Guinness y Thin Lizzy el orgullo de Irlanda. La obra se dio por desaparecida durante siglos pero en los años 90 apareció en una residencia de los jesuitas de Dublín y fue identificada y certificada como una auténtica obra de Caravaggio.