San Juan Bautista
Un motivo recurrente para Caravaggio.
A Caravaggio le debía interesar mucho la figura de San Juan, pues la representó en al menos ocho ocasiones.
Como sabemos, Juan era un profeta judío, primo de Jesucristo, que junto a muchos otros echaba discursos y anunciaba cosas en unos tiempos de misticismo en los que se sentía la llegada del Mesías. Era el prototipo de ermitaño, místico y solitario y quizás por ello un pintor como Caravaggio se sintió identificado.
Además, Juan Bautista fue muy popular en tiempos de la Contrarreforma, pues era el personaje perfecto para hacer atractivos los ritos, perfecto para una obra de arte de decoración barroca. Y Caravaggio es, por así decirlo, el iniciador de este nuevo estilo, el Barroco, que revolucionaría el arte de arriba a abajo.
Este San Juan en concreto es, para empezar, más oscuro de lo normal. Esta forma de mostrar a la gente en la penumbra, el tenebrismo, sería la característica más marcada del nuevo estilo.
Caravaggio pinta al Bautista desnudo, y una vez más utiliza a un modelo contemporáneo (un chapero para ser exactos, cosa que no gustó nada a algunos) para llevar mejor el mensaje a la gente del recién empezado siglo XVII. Otro exitoso mecanismo contrarreformista.