Duelo
¡Exijo una satisfacción!
¿Recordáis cuando hablamos de Duelo en la nieve? Pues Repin ya había tocado el tema de los duelos entre caballeros decimonónicos con su honor mancillado. Pero en el caso de este Duelo, los disparos ya han acabado, y un hombre herido es sujetado por su séquito. Tiene mala pinta la cosa. Lo más seguro es que la va a palmar. De nada ha servido su pistolita.
Y es que los duelos rusos destacaban por su tremenda crueldad, y por lo general acababan en muerte. Si no era así, se consideraban más bien «duelos franceses».
Por supuesto, en las novelas rusas de la época los duelos estaban a la orden del día. Pushkin, por ejemplo, escribió sobre estos combates a muerte entre machos alfa (de hecho participó en ellos y murió en el último). Y aunque en principio estaban prohibidos por el Imperio, muchos aristócratas rusos se batían al amanecer, y no poca gente murió para restaurar su honor.
Los duelos contaban con rígidas leyes que los participantes debían cumplir so pena de perder su buen nombre. De hecho, era frecuente en los duelos un buena audiencia como árbitros, segundos y observadores (Repin nos muestra a unos cuantos en este cuadro). El «combate» siempre era entre dos (de ahí la palabra) y podía participar cualquiera menos tramposos, locos, menores de edad, gente de nivel económico bajo, deudores en relación con sus acreedores y por supuesto, mujeres.
Eso dejaba un porcentaje muy bajo de gente: pijos rusos de la era de Catalina. Tengo entendido que los actuales rusos con pasta arreglan sus problemillas internos de otras maneras. ¡Como han cambiado los tiempos!