Procesión religiosa en Kursk
Repin hace una instantánea de la caótica sociedad rusa de su época.
El realista ruso Ilya Repin nos regala este enorme y ambicioso cuadro que muestra una multitudinaria y caótica procesión religiosa.
Dominan en el cuadro los tonos dorados. Bajo el sol, entre la polvareda, las gentes de Kursk caminan junto al icono de Nuestra Señora de Kursk.
Son gentes de todas las clases sociales, o más bien las tensiones entre ellas, que es lo que el artista quería representar.
Al clero lo representa un sacerdote-vedette de mejillas coloradas atusándose sus melenas. A su alrededor están los terratenientes de provincias, un poco menos glamurosos, pero conscientes de que son la élite de esa parte del mundo.
Los militares a caballo ponen orden para que los campesinos no se mezclen con la beautiful people. Finalmente las clases más pobres, entre las que destaca el rubio tullido a la izquierda que intenta avanzar pese a la oposición de una figura que alza un palo.
Si nos fijamos, hay también un borracho ayudando a llevar el icono, cosa que causó cierta polémica en la época.
Cada personaje del cuadro es magistralmente retratado por Repin como un individuo perteneciente a un colectivo.
Todo es caótico, como la Rusia de la época: Todo un país avanzando lentamente entre una nube de polvo.
¿Destino…? Digamos que Repin ya se olía la revolución.