Estudiante nihilista
El retrato de un nihilista, corriente de moda entre los jóvenes rusos de la época.
Durante el reinado de Alejandro II (1855–1881), la juventud rusa se volvió nihilista.
Se trataba, como todo movimiento juvenil, de una reacción contra las antiguas concepciones religiosas, filosóficas y sociales.
Estos beatniks rusos eran unos cínicos que se dedicaban a ridiculizar las ideas de sus padres mediante la provocación y la ofensa, rayando en ocasiones el mal gusto.
Con su actitud negativa de desprecio querían cargarse la hipocresía social de sus padres, que mientras escribían rancios poemas de regusto romántico, se dedicaban a maltratar a sus esposas y a sus siervos.
Esto se repetiría a lo largo de la historia en numerosas corrientes juveniles: del dadá al punk.
Otra cosa que criticaban estos mocosos eran las posiciones esteticistas en el arte ruso de la época, que se recreaba con la belleza en abstracto y carecía de una utilidad social real.
Ilya Repin, artista con buen ojo para los temas sociales, quiso plasmar en pintura a uno de estos jóvenes: tirados en cualquier esquina, vestidos de negro, con arrogantes miradas de desafío, pelo rojizo y soñando con ver el mundo arder para reconstruirlo sobre sus cenizas.
A Repin no le caían del todo mal estos jóvenes, e hizo varios retratos de ellos, incluyendo uno de un nihilista rechazando auxilios espirituales antes de su ejecución.