El cartero Roulin
Retrato de una amistad.
En febrero de 1888 Vincent van Gogh se larga de París a un sitio más tranquilo y soleado: Arles.
En el sur de Francia empieza una nueva etapa vital y artística, una etapa feliz donde hace algunas amistades. Una de ellas es la del cartero del pueblo, Joseph Roulin, al que pintó en seis ocasiones (y también a miembros de su familia). Este es el primer retrato de su amigo.
Joseph Roulin tenía 47 años cuando Van Gogh le hizo este retrato. Eran compañeros de taberna y el pintor comparaba al cartero con Sócrates y con Dostoyevski, por su barba, su sabiduría alcohilizada y su buen corazón. El artista dijo de él que tenía un alma tan buena y tan sensata y tan llena de sentimientos y confiada…
Se le ve en la cara que era un buen tipo.
Fiel sirviente público, miembro de la clase obrera y firmemente republicano, Roulin aparece retratado aquí con sensibilidad y cariño, vestido con su uniforme oficial azul y dorado y personalizado con su poblada barba. Vincent hace también hincapié en esas manos que repartieron tantas cartas con buenas y malas noticias para los vecinos de Arlés, incluido el propio Van Gogh, que no paraba de escribir correspondencia.