El hombre anatómico
Homo signorum.
Anónimo
1412Uno de los mayores problemas de la humanidad ha sido la división del tiempo. Su regulación a lo largo de la Historia corresponde a cada manera de entender el mundo y el deseo de ordenarlo y controlarlo. Para el reparto del calendario se han aplicado métodos como el ciclo lunar, los períodos agrarios, acontecimientos (la Hégira o el nacimiento de Cristo), los eventos litúrgicos…
Durante la Edad Media era común encontrar el calendario junto a elementos propios del cristianismo como un libro de oración o una catedral (unión de lo profano y lo religioso). Por su lujo y originalidad destaca el libro Las muy ricas horas del duque de Berry. En él trabajaron diversos autores: Jean Colombe, Barthélemy Van Eyck y los tres hermanos Limbourg. La finalidad de estos manuscritos era enseñar las oraciones de las horas, días y meses acercando la liturgia cristiana a la vida cotidiana.
Es muy curiosa la imagen del Homo signorum donde aparece el ser humano en el centro de la página como núcleo del universo. Es común que en obras de esta época el cosmos se refleje mediante un ser humano en vez de Cristo. Alrededor podemos ver los meses comenzando por el equinoccio de primavera (el inicio de los días con más luz) y continuando en el sentido contrario a las agujas del reloj. Además, de la cabeza a los pies se colocan los signos del zodiaco en orden cronológico y según las zonas corporales sobre las que influyen, desde Aries a Piscis (de acuerdo a la medicina de la época). La mandorla se completa con los signos sobre un azul lapislázuli que coinciden con sus meses correspondientes. En las esquinas aparecen las armas de los Valois a la que se alude a lo largo de todo el manuscrito.
Religión, astrología y medicina fundidas en una sola imagen.