
Estrella Polar.

Estrella de la tarde.

Claro de luna.

Estrella de la mañana.
Estrellas y luna
Alegorías cósmicas.
Alfons Mucha creó en plena belle époque otra de sus maravillosas series alegóricas, en este caso la personificación de la luz de la luna y tres estrellas, cada una de ellas con sus atributos y personalidad. Cuatro mujeres (Mucha apenas dibujó hombres) a medio desnudar, enseñando alguna que otra tetilla, que representan a la Estrella Polar, el claro de luna, el Lucero del alba y la Estrella vespertina (curiosamente estas dos últimas son Venus, si hay algún astrónomo por ahí que lo confirme).
Mucha fue un titán de la publicidad la ilustración y el diseño. Fue de los primeros artistas en abrazar las artes decorativas (Arts & Crafts) y situarlas a la misma altura que las Bellas Artes, y también fue unos de los máximos exponentes del Art Nouveau. Desde luego su influencia es más que evidente aún hoy en día.
En esa época tan bella, se desató la producción de este tipo de ilustraciones gracias a los avances en la litografía del color. Más calidad hacía que hermosos carteles publicitarios con esos típicos formatos verticales decoraran las calles de París. Se llevaban las formas orgánicas y vegetales, inspiradas en la naturaleza, sin una puta línea recta. Los modernistas preferían las curvas y la asimetría; todo es más sensual, buscando complacer a los sentidos.
Normal que en los años 60 los hippies se volvieran locos con la estética de Mucha. Con eso, un poco de Tolkien y unos porrillos, podías alucinar todo el día.