La adoración del sol
Cara al sol.
Mikalojus Konstaninas Čiurlionis fue un músico lituano que se convirtió en pintor, pintó 300 cuadros y murió a los treinta y cinco años en 1911 de «agotamiento mental», dejando a su mujer Sofía viuda.
El músico/pintor y su esposa eran pobres como ratas, pero al menos estaban juntos. Ella escribía. Čiurlionis pintaba y componía a todas horas. Sus obras, realizadas con colores y lienzos baratos debido a su extrema pobreza, son claros precedentes de la abstracción (cada ves es más evidente que Wassily Kandinsky no fue el primero), y todas transmiten un gran misticismo, fruto de sus conexiones con la Teosofía, el esoterismo y las religiones orientales… Vamos, que Čiurlionis era todo un hippie del fin de siècle europeo.
En un intento creativo inédito, el artista intentó fundir el lenguaje musical con el pictórico, y casi se puede sentir esa comunión casi mística en pinturas como esta, que juntan folclore y modernidad.
Aquí, entre una niebla misteriosa, un grupo de animales del pasado (me parece ver dinosaurios), el presente y el futuro, caminan juntos en procesión hacia la luz del sol. Abajo queda una tierra yerma, pero con algunos brotes verdes… Un cuadro que nos contagia tanto de esperanza como de melancolía.
En las pinturas de Čiurlionis se nota la pobreza: casi siempre usa la misma paleta de pigmentos (que seguramente eran los únicos que se podía permitir), pero también se nota el idealismo y la audacia de un artista atípico, que desde aquí queremos reivindicar.
Por cierto, existe una película, Letters to Sofija (2014), que cuenta la apasionada historia de amor de Čiurlionis con su esposa.