La balsa de la Medusa
Un catálogo piramidal de sentimientos humanos, de la resignación a la esperanza.
La balsa de la Medusa es un enorme óleo que es una de las obras-estrella del Louvre.
Gericault, el niño prodigio (y enfant terrible) del romanticismo francés pintó este cuadro antes de los 30 (vivió sólo 32 años) y en él se puede observar de nuevo a ese artista incómodo plasmando una conocida negligencia del estado francés:
El naufragio de Méduse fue por culpa de un capitán incompetente y enchufado (abundaban, y supongo que abundan individuos así), y debido a ello 147 personas quedaron a la deriva en una balsa construida apresuradamente.
Todas ellas excepto 15 murieron durante 13 días de infierno en los que se sufrió hambre, deshidratación, locura e incluso se recurrió al asesinato y al canibalismo.
Gericault, dispuesto a plasmar con realismo esta escena decidió llevarse unos muertos a su casa. Con ayuda de un amigo médico, Géricault sacó de la morgue algunos miembros cercenados y los llevó a su taller: Piernas, manos, fragmentos de muslos, cabezas decapitadas…
Cuentan que esos días su taller apestaba a muerto. Incluso construyó una réplica real de la balsa y ahí apiñó los cachos de carne.
Los bocetos para esta “Balsa de la medusa” se pueden ver y representan auténticas obras maestras del gore.
Como era de esperar, la pintura fue muy polémica. Una nueva forma de ver la pintura histórica en la que compositivamente se busca el caos intencionado en una estructura piramidal sobre una base inestable (el mar).
En esta pirámide vemos un catálogo de sentimientos experimentados por los náufragos: de la resignación a la esperanza.
Porque en mi opinión el tema principal de este cuadro es la esperanza (o falta de ella). A la izquierda está la muerte (emocional y biológica), pero a medida que ascendemos por esa pirámide vemos la luz, la vida representada por ese minúsculo barquito al fondo en ese amanecer entre la tormenta.