La ronda de los presos
Van Gogh se sentía en prisión esos días.
Durante el mes de enero de 1890 Van Gogh sufre un bloqueo creativo. Estaba ingresado voluntariamente en el sanatorio de Saint-Rémy-de-Provence y tenía poco contacto con el exterior, pero como no puede dejar de pintar ni un segundo, decide copiar viejas estampas de Millet o Doré.
Ya habíamos visto su interpretación de Millet. Ahora le toca el turno a un viejo grabado de Gustave Doré que llamó la atención de Vincent y decidió interpretarlo con su singular estilo.
Evidentemente este grabado tenía connotaciones personales para el propio Van Gogh. El artista se sentía en una prisión, aislado del mundo, dando vueltas en círculos como los presos de la imagen. De hecho, el preso que nos mira recuerda bastante al pintor, ¿no creéis?.
Vincent se sentía realmente deprimido en estos días, y no veía escapatoria a su propia cárcel interior. Esto se traduce en las paredes de esta prisión, que son altísimas y ocupan la totalidad del lienzo. La claustrofobia es amplificada además por esa forma poligonal de los muros que no dejan lugar a un soplo de aire.
Sin embargo, si nos fijamos un poco (ahí tenéis la herramienta zoom a vuestra disposición), hay dos mariposas volando, un evidente símbolo de libertad y optimismo que, aunque escondido, Van Gogh quiso dejar plasmado.