La vida
Meta-pintura del Meta-Picasso.
Dos amigos artistas viajan a Paris a la Exposición Universal de 1900. A uno de ellos, llamado Pablo, van a exponerle un cuadro. Tienen veinte años y la capital francesa rebosa vida artística, lo que incluye también absenta, prostitutas y enfermedades venéreas. El otro amigo, Carlos, se enamora perdidamente de una modelo llamada Germaine. Ella le rechaza constantemente, pero él no deja de insistir. Pablo, para intentar animarle, se lo lleva a España por Navidad, pero Carlos no aguanta más y se vuelve a Paris. Una noche, completamente trastornado, saca una pistola y dispara a Germaine para después pegarse un tiro en la cabeza. Ella sobrevive, él no. Pablo vuelve a Paris conmocionado por la muerte de su mejor amigo. Se instala en la misma casa donde Carlos vivía y comienza una relación sentimental con Germaine. Así es como Pablo Picasso se transformará, al menos metafóricamente, en su amigo Carlos Casagemas.
Este hecho será el inicio del período azul y triste de Picasso (1901– 1904). En varios cuadros representó a su amigo muerto, pero es en La Vie donde mejor se ve (o, mejor dicho, se oculta) la compleja mentalidad del pintor malagueño. Posteriores análisis de rayos X que se realizaron al cuadro demostraron que, en un primer momento, el joven semidesnudo tenía los rasgos del propio Picasso, además de otros detalles ocultos que finalmente modificó. El pintor se esconde detrás de su amigo, le sustituye junto a la amante compartida. Quizás una manera de plasmar en pintura lo que no pudo suceder en la realidad. Como diría Nietzsche, tenemos el arte para no morir de la verdad.
Pero el cuadro ocultaba algo más. Los análisis descubrieron que Picasso reutilizó un lienzo ya pintado anteriormente como soporte. Este no era otro que aquel que tres años antes había ido a presentar a la Exposición Universal, junto a su amigo. Este cuadro, premonitoriamente, se titulaba Últimos momentos.